Tras mucho tiempo pensando en hacer esta tarta por fin me he decidido. Para los que no la conozcáis es un bizcocho originario de EE.UU hecho a base de claras y muy ligero, de ahí su nombre "comida de ángeles".
Lo que había leido y me tiraba un poco para atrás a la hora de realizar la receta era que se necesitaba un molde especial, que no fuera antiadherente. ¿Por qué no puede ser antiadherente? Pues porque es un bizcocho sin levadura que sube gracias a las claras y necesita que éstas se peguen a las pareces del molde para subir. Los moldes se pueden conseguir on line, pero yo me he creado mi propio molde adherente!! Os cuento, cogí un molde en forma de corona desmontable y lo forré en su totalidad con papel de aluminio, el resultado no pudo ser mejor.
Otra cosa que me preocupaba era que yo no tengo ni Thermomix ni Kitchen Aid, simplemente mi batidora de dos velocidades. Las recetas con las que me he ido encontrando le daban mucha importancia a la velocidad que había que batir las claras y me preocupaba que la velocidad 1 no fuera lo suficiente lenta y la 2 lo suficiente rápida. Pero mira por donde, funcionó bien.
En todas decían que se necesita cremor tártaro, yo no encuentro en Zaragoza pero leí que unas gotas de zumo de limón lo sustituyen y eso hice y también funcionó.
El resultado ha sido estupendo, es un bizcocho esponjoso y muy suave, realmente digno de los ángeles. En casa nos gustó tanto que lo empezamos para merendar y nos quedó justo un trocito para desayunar. Ya estoy pensando en nuevas versiones y nuevos sabores, ha nacido una Angel Cake Adicta!
INGREDIENTES:
- 9 claras a temperatura ambiente
- 1 pizca de sal
- 100g de harina
- 200g de azúcar
- La ralladura de 1/2 lima
- 2 cucharaditas de esencia de vainilla
- Gotas de limón.
PREPARACIÓN:
En un bol grande, batir las claras con unas gotas de zumo de limón y la pizca de sal. Batirlas a velocidad media hasta que se formen picos blanditos.
Añadir el azúcar a cucharadas sin dejar de batir a velocidad alta, entre cucharada y cucharada de azúcar dejar pasar unos 15 segundos para que se integre bien. La consistencia que debe tener es de un merengue espeso y brillante, lo picos que se forman son consistentes.
Dejamos la batidora y añadimos la ralladura de la lima y la esencia de vainilla. Mezclamos con una espátula.
Añadimos la harina tamizada a cucharadas, sin echar otra hasta que la anterior esté totalmente integrada. Mezclamos con la espátula con mucho cuidado y con movimientos envolventes para que la preparación no pierda aire. Nos quedará una mezcla suave y esponjosa.
Con el horno precalentado a 170º, metemos el molde en el horno durante 40-50minutos.
Pasado este tiempo lo sacamos del horno y dejamos enfriar boca abajo sobre una botella para que pase el aire durante 50 minutos (el molde que yo utilicé tenía el tubo interior que sobresalía por lo que lo dejé apoyado sobre él).
Pasado ese tiempo, desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.