Ayer, nos apetecía para cenar algo un poco especial o diferente pero que no requirirera mucho trabajo que estábamos realmente agotados. LLegamos tras estar dos días fuera de casa y de habernos pegado una buena paliza en el coche y cuando entramos en casa y con la nevera medio vacía, lo único en lo que pensaba era en Telepizza, pero ayer hizo 11 años que nos hicimos novios y aunque no tiene mucho sentido celebrarlo cuando ya se está casado me parecía horroroso celebrar semejante hazaña con una pizza. Así que le di al "on" de mi cerebro y lo puse a funcionar un ratito, lo justo para recordar que un día, no sé ni dónde ni cuando vi una receta de suflé de patata. No tenía ni tiempo ni ganas de ponerme a buscarla así que improvisé y el resultado fue muy bueno, subió mucho en el horno y no se desinfló tan apenas, la textura ligera y sabrosa, una delicia.
A los que todavía no os habéis atrevido con los suflés porque os de miedo ya os estáis animando porque es realmente sencillo y queda fenomenal con cualquier combinación.
INGREDIENTES: (4 PERSONAS)
- 1 patata mediana
- 2 huevos
- 25g de mantequilla
- 1/2 cebolla
- Queso curado rallado al gusto.
- Sal, pimienta y aceite.
PREPARACIÓN:
Precalentar el horno a 200º.
Cocer la patata hasta que esté bien blandita. Mientras tanto pochar la cebolla picada con la mitad de la mantequilla y un poco de aceite.
Pelar la patata cocida y machacarla en un bol hasta formar un puré, añadirle la mantequilla, las yemas de los huevos, la cebolla pochada y el queso rallado. Salpimentar y mezclar bien.
En un bol a parte, batir las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Cuando estén bien firmes ir incorporándolas poco a poco a la mezcla de patatas con movimiento envolventes.
Meter esta mezcla en los moldes para suflés dejando un dedo de separación hasta el borde.
Hornear a 180º durante 15 minutos sin abrir el horno en ningún momento, ¡veréis como sube!
Servir de inmediato.